Una muy buena alternativa para ir de vacaciones ante la situación de pandemia es viajar en caravana.
Poder llevar tu casa contigo te evita la sobreexposición a ambientes no controlados, puedes estar resguardado con tu familia en un espacio privado al tiempo que recorren el camino, se divierten y conocen nuevos lugares.
Otra de las ventajas de una camper es la posibilidad de trazar la ruta en la medida en que se presentan las situaciones, así podrás desviar el camino, regresar o continuar, según las condiciones lo permitan.
Uno de los lugares que resulta idóneo para estas excursiones cortas es la Bretaña Francesa, ubicada apenas a unos mil kilómetros de la frontera con España, te ofrece la posibilidad de recorrer una ruta agradable y segura con paradas muy atractivas y con un destino final que no defrauda, el Mont Saint Michel.
En el camino te encontrarás con los beneficios de hacer un recorrido por países vecinos, en Francia es fácil conseguir lugares para acampar, es una actividad permitida y en la mayoría de las localidades existen zonas gratuitas que cuentan con los servicios para hacer camping de manera cómoda.
En ruta hacia el Mont Saint Michel
Una vez que has recorrido parte de Francia, al llegar a la Bretaña, la localidad de entrada es Vannes, allí, o en un pueblo vecino llamado Arradón, es posible encontrar una plaza para acampar.
Un rasgo importante para apreciar en Vannes es la arquitectura de sus construcciones, edificaciones hechas en madera tramada típica de la tradición bretona.
La población amurallada de Vannes se encuentra en la cabeza del golfo de Morbihan, que quiere decir pequeño mar en lengua bretona. El lugar ofrece paisajes que merecen la pena por su encanto y belleza.
Un dato importante, te recomiendo que lleves bicicletas entre tus equipo de acampar, ya que podrás recorrer muchos lugares muy atractivos con este medio. Otra alternativa es alquilar una embarcación para hacer los recorridos a través de las aguas del golfo de Morbihan.
En la bicicleta es posible ir desde Vannes a Auray que se encuentra hacia el norte, o hacia Arzón o Sarzeau que se encuentra al sur. Todo este recorrido se encuentra enmarcado en un territorio de apenas 40 Km cuadrados.
De este modo, por la N165 podrás bordear la costa desde Auray hasta Vannes disfrutando de un hermoso y agradable paisaje. Así podrás visitar las playas y los pueblos pesqueros de la costa de la Bretaña francesa.
Bono, Baden, Arradon y Conleau, son cuatro localidades que se encuentran en esta ruta de la carretera D101 y que tienen un atractivo muy peculiar por su pintoresca estampa. Y para los amantes de las aves se encuentra la estación ornitológica Maire de Séné.
Apenas cincuenta kilómetros más allá del golfo de Morbihan se encuentra la península de Quiberon.
Bretaña francesa y Segunda Guerra Mundial
Cerca de Quiberon encontrarás el pueblo Saint Pierre, que fue ocupado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial durante la invasión a Normandía y a la Bretaña francesa. Allí, si te causa curiosidad, aún se pueden observar bunkers dejados por los nazis.
El paisaje que ofrece la carretera de ocho kilómetros de la costa Salvaje de la Bretaña francesa es realmente impresionante. Riscos enormes y un camino zigzagueante que bordean los riscos costeros que son constantemente azotados por el oleaje del mar enfurecido.
Disfruta de la gastronomía francesa
Y como es habitual en Francia, es posible disfrutar de la buena mesa, en Quiberon se dedican a la pesca de sardina. Por lo que los pequeños restaurantes de la región ofrecen una variedad gastronómica centrada en este ingrediente que no te defraudará.
Si continuas hacia el norte de la Bretaña francesa, bordeando la costa, disfrutando del paisaje de sus playas, sus pueblos pintorescos y la gastronomía de productos del mar como cangrejos, mejillones y almejas, puedes dar por sentado que tu viaje al norte de Francia ha merecido la pena.
Una buena opción en este recorrido es visitar Brest y el parque natural de Armorique. Después, puedes dirigirte hacia el faro Saint Mathieu, construido en 1835, es un monumento de 54 metros de altura que no te resultará indiferente, su presencia ilumina las aguas del océano Atlántico.
Llegada a Normandía
Finalmente, para el tramo final de esta travesía, te aconsejo reservar la visita al Mont Saint Michel. Puedes conducir hasta Saint Malo, un importante puerto bretón desde la antigüedad, llegando a Dinam y después podrás traspasar los confines de la Bretaña francesa y terminar en Normandía en búsqueda de la famosa abadía.
De vuelta a la ruta hacia el sur buscando Nantes, no dejes de detenerte en los pueblos más bonitos de la región bretona, Fourgères y Vitré. Allí tendrás el gusto de encontrarte con el más puro estilo gótico propio de la plena Edad Media.
La excelencia de lo que aporta la zona, paisajes, gente, arquitectura, gastronomía, etc., es digna de ser recorrida por carretera. Si deseas intercambiar una caravana para poder hacer un viaje inolvidable puedes informarte en nuestra web.